ES POSIBLE QUE ALGUNA FOTO NO CORRESPONDA CON LA FECHA
CAMPEONATO DEL MUNDO ALEMANIA 1989
Un año más, el Campeonato del mundo se celebraba en Alemania o (DDR), los componentes de ese año fueron los siguientes: Seleccionador: Ramón Rovira. Participantes: Paco Cañete, Luis Miguel Pérez, Alejandro Carbonell y Francis Cañete.
Según mi compadre Luis Miguel, la anécdota de este año fue que durante la celebración del campeonato, hubo un señor mayor, español, que preguntaba dónde está el equipo de España, debido al interés que mostraba, miembros de la organización le indicaron donde dirigirse, al dar con ellos, se presento y decía que era un exiliado español y que había nacido en Rota, Cádiz. De ahí viene el dicho de "EL MUNDO ES UN PAÑUELO", o sea que Luis Miguel recorrió mas de tres mil y pico de kilómetros para encontrase con una persona de su mismo pueblo, manda cojones o no.
Bueno el hombre tenía tanta alegría, que como no, al ser español y de aquella epoca, llevaba una bota de vino de Jumilla y allí se la estuvieron bebiendo y compartiendo bromas y historias varias.
GIJON 1989
Los componentes del equipo fuimos: Luis Miguel, Francis, Sergio y Yo.
A este campeonato fuimos en otro vehículo, pues el fiesta del 79, lo tuve que jubilar después de 13 años dando vueltas por el país, pero lo aprovechamos al máximo. Como os decía, el viaje fue en un Ford orión 1,600 CC. y este no tenia problemas, era durísimo y consumía poco gasoil. La idea era que después de terminar el campeonato quedarnos la familia formada por: Marijose, José Ángel, Arancha, Luis Miguel y yo, visitando la parte norte que nos quedaba por conocer.
Uno de los dias del campeonato, hubo un incidente con una persona en el agua, lo que origino un gran revuelo de gente tirandose al agua para socorrerlo, finalmente todo quedo en eu susto sin problemas.
Comenzamos la visita por Covadonga, decidimos hacer otra vez la misma ruta que hicimos en 1979, como se ve en las fotos adjuntas, estuvimos hasta lo más alto de los lagos de Enol, con sus típicas vacas pastando. Ya de vuelta, bajando y como a quinientos metros de Covadonga, le dije a Luis Miguel, compadre me estoy quedando sin frenos, en principio pensé que era porque se hubiera roto algún latiguillo o cualquier otro tipo de avería, lo cierto fue que llegando a la bifurcación, de frente, Covadonga y para la derecha Arriondas-Ribadesella. Bueno como veía que no respondían los frenos y gracias a Dios que no venia ningún vehículo en ese momento, opte por seguir hacia Don Pelayo que había pendiente hacia arriba, y usando el freno de manos me pude quedar con el coche. Inmediatamente el compadre miro los bajos, pero no observaba perdida de liquido alguno, así que acerco la mano al disco de freno y lo toco por si estaba suelto, con la fatal consecuencia de que esta al rojo vivo y le quemo la huella dactilar de tres dedos, afortunadamente y con su fortaleza no paso nada más. Aprovechamos para ver a Pelayito de cerca, hasta que se enfriaran los discos para proseguir viaje por la provincia de Santander. De camino nos paramos en una cala cerca de Laredo y nos dimos unos chapuzones cortitos por lo del frio, pero el agua estaba muy refrescante y clara.
Hicimos noche en Laredo, Luis Miguel y José Ángel, en una habitación y Marijose, Arancha y yo, en otra contigua, a la mañana siguiente, Luis Miguel decía que el niño ya no dormiría más con él, porque se despertaba temprano y encendía el televisor buscando dibujos animados y no podía descansar bien.
El objetivo de esta vuelta por el Norte, era visitar el Monasterio de Arántzazu, (Arantzazu significa “lugar de espinos”), situado en la provincia de Vitoria, por aquello de que la niña se llamaba Arancha, y os preguntareis, ¿como una niña que nació en Cádiz se llama Arancha?, pues es muy fácil, desde el 78 que conocimos a la mujer de Juan Antonio Martin Barco, que se llama Arancha, se nos quedo grabado, y como a los padres no gusto, así se lo pusimos. Como pasa en todos los Monasterios, las Vírgenes, siempre se han aparecido a personas humildes y en lo más alto de las montañas, supongo que para que no hubiera testigos.
Para mí, que todo es un montaje al que durante siglos se ha ido tergiversando y añadiendo detalles, ¿quien sabe que paso en 1469?
Camino de vuelta, pasamos por Portugal y llegando a Sevilla, nos confundimos de carretera y de pronto nos encontramos con dos opciones, o pasábamos el rio Guadalquivir en una barcaza o dábamos una vuelta de cuarenta kilómetros, decidimos la primera opción y pasamos el rio en barcaza. Cada vez que salíamos de viaje "SORPRESA, SORPRESA", lo bueno es que todavía lo podemos contar.
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